Gran Cisma
El Gran Cisma también conocido como Gran Cisma de Oriente y Occidente fue la separación gradual entre la Iglesia de Occidente (la actual Iglesia Católica Apostólica Romana) y la Iglesia de Oriente (la actual Iglesia Católica Ortodoxa). Se considera a 1054 como año clave del cisma. En ese año el Papa u Obispo de Roma León IX y el Patriarca de Constantinopla Miguel I Cerulario se excomulgaron mutuamente. De todos modos antes de aquel año había habido confrontaciones entre ambas iglesias cristianas.
Una de las razones del rompimiento fue la inclusión hecha por la Iglesia de Roma, y sin el consentimiento de los obispos de las iglesias orientales, de la cláusula del Filioque en el Credo Niceno en el año 1011. El Filioque, una palabra latina que significa “y el Hijo”, consiste en que el Espíritu Santo (tercera persona de la Trinidad) proviene del Padre (primera persona de la Trinidad) y del Hijo (segunda persona de la Trinidad). Desde el punto de vista ortodoxo el Espíritu Santo procede del Padre a través del Hijo.
Para los obispos de las iglesias orientales este cambio en el Credo Niceno hecho por el Papa de Roma de forma unilateral, sin convocar un concilio ecuménico para discutir sobre el tema, fue ofensivo; ya que se debilitaba el concepto del episcopado como un cuerpo colegiado.
Otros motivos del cisma fueron las diferencias litúrgicas (como por ejemplo distintos calendarios y santorales) y rituales (ejemplo: uso del idioma latín en occidente y del griego en oriente) entre la iglesia oriental y la iglesia occidental; así como la idea de la supremacía del Papa de Roma sobre las otras iglesias cristianas, asunto que es rechazado por las iglesias orientales.