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'''"La comunión y no la jurisdicción"'''
Con mayor profundidad, el Papa Benedicto XVI podría, mediante este gesto, querer desligar su primacía moral universal de toda jurisdicción patriarcal, tanto dentro de la administración cotidiana de la Iglesia católica como en el seno del diálogo con la Ortodoxia. Hace treinta y cinco años, el profesor Joseph Ratzinger constataba con lucidez: "Es una tragedia que Roma no haya llegado a separar la impronta apostólica de la idea patriarcal, de tal modo que presentó al Oriente una reivindicación que, bajo esta forma, no podía ser admitida [...] La tarea a considerar sería distinguir de nuevo, netamente, entre la función propiamente dicha del sucesor de Pedro y la función patriarcal; en el caso de la necesidad de crear nuevos patriarcados `autónomos´ (**) de la Iglesia latina" (Le Nouveau peuple de Dieu, París, 1971, p. 56-68) .
Si la supresión del título de patriarca de Occidente tiene como objetivo, conforme a este enfoque, facilitar tanto el ejercicio de una primacía no omnipotente como la creación de nuevos patriarcados en el seno mismo de la Iglesia romana, la Iglesia ortodoxa no tendría otra opción que felicitarse por este paso. ¿El Papa podrá de nuevo, como en la Iglesia antigua, ejercer su primacía universal sin nombrar sistemáticamente a los obispos orientales ni incluso los obispos occidentales, ya que parece querer librarse de su jurisdicción patriarcal sobre Occidente? El futuro nos dirá si esta orientanción es la correcta.
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