Absolución
Absolución: (del lat. absolvere: soltar, liberar, perdonar); en el marco de los misterios (sacramentos), concretamente de la confesión o de la penitencia, mediado el arrepentimiento del pecador, es la declaración (fórmula expresiva -"visible"-) proferida por los ministros de la Iglesia (obispos y presbíteros) del perdón de los pecados, como manifestación de la operación (afección -"invisible"-) de la Gracia Divina sobre el alma del creyente, abriéndole la posibilidad de participar nuevamente en la Eucaristía.
Como todo lo referente a la confesión y / o penitencia el fundamento evangélico de la absolución descansa, fundamentalmente, sobre los siguientes versículos:
"Jesús repitió: `La paz con vosotros. Como el Padre me envió, también yo os envío´. Dicho esto sopló sobre ellos y les dijo: `Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos" (Jn 20, 21-23)
En la Iglesia Ortodoxa, hoy, está establecida universalmente la convicción o concepción de que "en el misterio de la penitencia, quien perdona los pecados es Cristo mismo o el Espíritu Santo, pero que en la tierra los que prestan servicio como órganos visibles de esta potestad son, después de los Santos Apóstoles, los obispos y los presbíteros" [Metropólita Makarij (Bulgakov)].
Es por ello que, volviendo a las oraciones expresivas de la absolución -contrariamente a lo que es usual en la Iglesia católica- utilizadas por las diversas Iglesias ortodoxas tienen una forma deprecativa para resaltar que es Dios quien perdona y no el sacerdote.
Así, por ejemplo, la Iglesia griega siguiendo la práctica más antigua y original, utiliza la siguiente fórmula deprecativa para significar la absolución:
"Dios, que por medio del profeta Natán perdonó a David, cuando él confesó sus pecados, y que perdonó a Pedro la negación, cuando él lloró amargamente, y que a la prostituta que lloraba a Sus pies y al publicano y al [hijo] descarriado les perdonó sus pecados: ese mismo Dios te perdone a ti todo, por medio de mí, pecador, ahora en el presente eón y en el eón futuro, y haga que comparezcas sin condenación alguna ante su temible tribunal. No tengas preocupación por las transgresiones de las que te has confesado, y vete en paz"
Ahora bien, en el siglo XVIII, el metropolitano de Kiev, Petr Moghila, introdujo a través de su Euchologion en el Ritual eslavo una oración de tipo latino que lleva aparejada una formulación de la absolución por parte del sacerdote en primera persona (indicativa), tras la invocación -petición- a Nuestro Señor Jesucristo (esta es la fórmula que actualmente está en vigor en la Iglesia rusa):
"Nuestro Señor Jesucristo te perdone todos tus actos pecaminosos, hijo mío, por la gracia y la misericordia de su amor a los hombres. Y mediante el poder que Él me ha otorgado, yo, sacerdote indigno, te perdono también a ti y te absuelvo de todos tus pecados en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén"
Sin embargo, esta penetración de una fórmula jurídica en la absolución no ha provocado que en la Iglesia ortodoxa se haya abandonado la concepción "medicinal" -cura del alma- de la confesión, que ha sido tradicional en el Oriente cristiano, en la ortodoxia, opuestamente a la impregnación juridicista del sacramento de la confesión y la penitencia en la Iglesia romana.